Como se sabe, el Brasil es fruto de una conjunción de tres pueblos de origines diferentes: indígenas, africanos y europeos. Pero, mucho más que una conjunción genética, el pueblo brasileño es fruto de una conjunción de leyendas, creencias, mitos e historias provenientes de las más distintas tradiciones que, en las tierras de Pindorama, se mezclaron de una manera singular, como escribió Darcy Ribeiro.
El “Poema Falado” de hoy es compuesto de variadas imágenes que retratan el pueblo brasileño y sus mezclas culturales llenas de horror y, muchas veces, graciosas también. El énfasis fue dado a la cultura indígena. Esta opción ocurrió, primeramente, por causa de mi afinidad con esta cultura. Después, porque yo pienso que los indígenas necesitan más de voz que los negros, por ejemplo. No porque sufrieron más o fueran más masacrados, pero porque fueron casi extintos. Bien o mal los negros consiguieron resistir de manera magnifica a la violencia colonizadora y su cultura y tradiciones están muy presentes en la sociedad brasileña hasta hoy. Lo mismo no ocurrió con la cultura indígena. El proceso de extinción todavía no he finalizado, pues actualmente está en curso un otro igualmente peligroso que es el exterminio simbólico. Así, creo que sea necesario hablar sobre ellos y también sobre su participación en el proceso de formación de la cultura, de la mentalidad y de la lengua brasileña (por Sílvio Benevides).
El Poema Falado abajo fue producido con fragmentos de la Carta do Descobrimento, de Pero Vaz de Caminha, y versos de Oswald de Andrade intitulados Erro de Português. La música es Io Paraná, cantada por los indígenas Caiapó Metutire e también por el gran brasileño Gilberto Gil.
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Imagem: Guerreiro, por Chico Mazzoni (1985).
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